Episodio VI: Alergia

Creo que todos estamos de acuerdo en que esta pandemia mundial está coincidiendo con la entrada de la primavera. Ni los más tontos del lugar pueden refutar esta afirmación tan verídica. Así que los que tenemos asma y bronquitis alérgica, desde el inicio de los tiempos, tenemos una psicosis encima que ríete tú de Norman Bates…

Cada primavera me pican los ojos. Cada primavera me pica todo. Cada primavera tengo tos. Cada primavera tengo algunas pequeñas dificultades para respirar. Cada primavera, Ventolín es mi mejor amigo. Y no pasa nada. Porque soy consciente de que le tengo alergia al mundo y ese es el precio que debo pagar. Es un problema personal e intransferible. Y normalmente lo asumo con deportividad. Pero esta primavera es diferente, claro…

De pequeño, mis padres nos llevaron a veranear 3 años consecutivos al Mas de las Matas (Teruel) por recomendación de nuestro pediatra. Bueno, no dijo exactamente la ubicación, solo les recomendó buscar un clima seco donde soltar a sus polluelos, en lugar de una ciudad con tantísima humedad como Barcelona.

Aunque éramos muy pequeños, conservo imágenes grabadas en mi memoria de aquellos veranos. Imágenes y recuerdos. En aquel entonces, nuestra vida en Barcelona era de confinamiento en el hogar. Entendedme, solo salíamos para ir al cole, ir al parque o ir a la playa, pero siempre bajo la atenta mirada de mis padres. En el Mas de las Matas, nos dejaban ir solos por la calle. SOLOS. No creo que tuviera ni 7 años y era el mayor de tres hermanos…

Podría escribir un libro con mil anécdotas. Puede que algún día lo haga. Pero hoy os contaré un par de ellas. O tres…

La casa donde veraneábamos era enorme. Una casa de pueblo de esas de toda la vida. Con caballeriza. Por supuesto, no teniamos tele. Hablo del jurásico, eh? Pero nuestra vecina de enfrente sí. Y en color. Tener tele en color en aquella época es el equivalente a tener el Halcón Milenario como medio de transporte en la nuestra. Pues cada sábado, a la hora de los dibujos animados -Heidi, Marco, Mazinger Z- abría las puertas de su casa y nos colábamos unos cuantos críos a ver la serie. Era un momento indescriptible…

Fuimos al Mas de las Matas porque allí veraneaba mi mejor amigo. Jordi. Sus padres facilitaron a mis padres los contactos imprescindibles para disfrutar de esos tres veranos. Así que Jordi, además de tener que aguantarme todo el curso escolar -no solo le copiaba en mates sino que gastaba sus lápices de colores- tenía que soportarme todo el verano. Y yo plasta lo he sido desde mi tierna infancia. Así que imaginaros…

Le he robado esta foto de su Instagram. El recuerdo que tengo de ese día es que, mi madre, su madre y mi abuelo, nos llevaron a pasear por la Tierra Media sin pan de lembas. Igual solo andamos 500 metros, eh? Pero el recuerdo que tengo grabado a fuego es una caminata que haría llorar a Kilian Jornet. Ya de pequeño mi conexión al drama era intensa…

Una mañana me la pasé solo, paseando por la era. Podría ser perfectamente el título de la novela. Iba con una botella y “cazaba” saltamontes. A ver, no les hacía daño, probablemente solo les causaba algo de estrés. Los cogía con sumo cuidado y los iba metiendo en la botella. Cuando ya la tenía con diez o doce ejemplares, de distintos tamaños y colores, la dejaba en el suelo, tumbada, y los veía salir uno a uno. Recogía la botella y regresaba a casa. Siempre me gustó Flip…

Vaya. Lo siento. Acabo de viajar en el tiempo sin necesidad de un Delorian. Si habéis llegado hasta aquí leyendo, sois buena gente. O estáis muy aburridos en casa. En fin. Vuelvo a estar en el 2020. Confinado. Capeando la típica bronquitis con el mejor aliado que existe, el señor Ventolín. Escribiendo. Que no todos los días lo hago porque a mí la pereza nunca me ha parecido un pecado tan, tan capital…

  • : Barcelona / España
  • : Barcelona
  • : 52
  • : Gestor de proyectos

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *